SESIÓN Nº 1

26.10.2020

Relajación previa

Es importante empezar la sesión con 15 minutos de relajación con tal de poner a los infantes en situación de conciencia y rebajar la actividad mental que en ese momento podrían tener. Para ello les explicaremos que vamos a contarles un cuento, un cuento de fantasía en el que deben estirarse, escuchar atentamente e imaginar todo aquello que el adulto les narra. 

En un lugar muy muy lejano, donde todo era colorido y luminoso, en un prado verde se encontraba una mama caracol con sus cinco caracolitos. Felices por el campo iban en busca de comida, muy despacito, sin prisa y relajados por saber que mamá encontraría comida pronto. Los caracolitos subían y bajaban colinas siguiendo a su madre, notando la suave brisa que los acariciaba y el calor que les daban las hojas verdes del césped que les rodeaba. 

Tras varias horas de camino uno de esos caracolitos, el caracol Copón, el más pequeñito de ellos se fijó que en lo alto de una rama del pino más alto que encontró había un nido. Distraído se quedó mirando ese precioso nido del que salían pequeños sonidos: fiuu.. fiu... fiu....

El caracolito Copón no sabía que eran esos ruidos, pero entonces, en su ensimismamiento, volvió a notar la brisa que le acariciaba la cara, el cuello, los brazos, la barriga, las piernas y por último su pequeña cola. En ese momento Copón se dio cuenta de que se había distraído y se volvió para encontrar a su madre y a sus hermanos. Pero ellos estaban ya lejos. No sabía cuanto tiempo había estado mirando ese nido, ni hacia que dirección había ido su familia y de repente se sintió perdido y triste, se sintió solo. 

En ese momento el caracol Copón decidió que sintiéndose triste nada iba a solucionar, que debía encontrar a su familia cuanto antes y poner se de nuevo a salvo con ellos. Y así se puso manos a la obra intentando buscar soluciones, mientras el aire le acariciaba y los pajarillos cantaban a su alrededor. Mirando y mirando le pareció ver una sombra en el suelo. Era un rastro! El rastro que habían dejado sus hermanos mientras seguían a su mamá.

El caracol Copón comprendió que lo único que tenía que hacer era seguir aquel rastro para encontrarles. Así que conforme iba siguiendo su camino su respiración se fue relajando, sus pulmones se hinchaban y de se desinflaban lentamente, notaba como su corazoncito iba cada vez más despacio... el caracolito ya no tenía miedo.

Copón anduvo y anduvo hasta que por fin encontró a sus hermanos, estaban en lo alto del prado, tranquilos, tumbados, relajados y descansando de tan dura caminata. Se tumbó junto a ellos y respiró hondo, se relajó y con un último pensamiento se quedó allí tumbado con los ojos cerrados por mucho tiempo, con el pensamiento de: estoy a salvo.


Posturas explicadas para niños

  • El arquero: Beneficiosa para el equilibrio y fortalecer las piernas y los brazos. "Debemos hacer la postura de un luchador, de un arquero, para eso tenemos que pensar como un arquero! Estiramos la pierna derecha hacia delante y doblamos la rodilla hacia delante cerrando el puño derecho y estirando el brazo. El otro brazo también tenemos que estirarlo como si estuviésemos apuntando con nuestro arco." Aguantamos en la postura entre 5 y 10 segundos, descansamos y volvemos a repetirla de manera inversa.
  • El arco: Fortalece la parte abdominal, flexibiliza la columna trabajando al mismo tiempo el equilibrio corporal (los infantes que tengan problemas lumbares no deben realizarla). Tras hacer la postura del arquero pasaremos a ser el arco, se les preguntará si saben como es y si pueden intentar hacer un arco con su cuerpo. Después se les indicará la manera de hacerlo. Se trata de cogerse de las piernas desde atrás hasta sentir solamente la cadera en el suelo. Esta postura deben mantenerla sin caer durante 40 segundos.


  • El niño: Beneficiosa para estirar la espalda y relajar el cuerpo tras las posturas de más exposición. Debemos explicarles que tienen que hacerse muy pequeñitos, esconderse del arquero que les busca y encogerse todo lo posible para que no les vea. Para ello deben sentarse sobre sus rodillas, con los glúteos en los talones y estirar los brazos al lado de las piernas con la frente apoyada en el cuelo y el cuello relajado.  

Ejercicio de respiración
  • El soplo del dragón: Por último se realizará un ejercicio de respiración. Se trata de decirle al infante que ahora es un dragón y tiene que sacar todo el fuego que tiene dentro, para eso cogeremos aire profundamente e lo sacaremos poco a poco de manera que nuestra exhalación dure lo máximo posible, para así sacar todo el fuego que podamos. Deben sentarse con la espalda recta, inspirar y si hace falta sacar la lengua para expirar.
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Laia Romera Macías 
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